CHISTES ALBERT PUIGDELLIVOL (11)

Arrastró a la suegra hasta el fondo del mar. Después comentaba:

– En el fondo no era tan mala…

En las rebajas:

Jerséis a 2000 pesetas, sin mangas a 1000, si lo mangas a 0.

Antes las mujeres nos ponían el café.

Ahora los hombres, tenemos que poner el café y la leche.

Los camellos aguantan quince días trabajando y sin beber.

Mi marido aguanta quince días bebiendo y sin trabajar.

El filete a lo James Bond es: Frío, duro y con nervios de acero.

Las corbatas las inventaron en Paracuellos.

La señora con un gran escote al mirón:

– ¿Qué, de Miranda?.   – ¡No, Devertetas!.

Un borracho al camarero de un bar:

– ¡Déme la vuelta!.

– Pero si me ha dado el dinero justo.

– Que me dé la vuelta a mí, para que me pueda marchar.

– ¡María, María, haz las maletas ahora mismo, me ha tocado la lotería!.

– ¡Que alegría!, ¿nos vamos de viaje?.

– ¡No!. ¡Tú te largas de esta casa!.

En la playa. La señora que se le ha enganchado un pulpo en los muslos:

– Ahora sé porqué llaman, “Tentáculos”, las patas de este animal.

El camarero del bar, al viejo político, que había estado en el gobierno:

– ¿Espera usted el cambio?.

– No, estoy esperando la vuelta.

La recién casada, dice que tiene frío, al novio poco experto.

El novio la abriga con una manta, ella continua teniendo frío y él poniendo mantas, como la excusa del frío no resulta, se insinúa de otra forma y le dice:

– Mira tengo un agujero…

– Esto explica tanto frío, por este agujero te pasa el aire…

Una experta se la está chupando. Él empieza a suspirar muy fuerte:

– ¿Te viene ya cariño?.

– No, es que estás aspirando las sábanas por el agujero del culo.

El cliente, al dueño del restaurante que sirven muy mal:

– Déme un fuerte abrazo, porqué usted y yo, no nos veremos nunca más.

El cliente al camarero después de una copiosa comida:

– ¿Verdad que nos ha visto comer?. ¡Pues ahora nos verá correr!.

El doctor está visitando a una paciente que se le dispara una teta hacía arriba:

– Esto es grave, hay que mirarlo detenidamente, enseñeme la otra.

Saca la otra teta y también se dispara hacía arriba:

– Además de grave es contagioso, mire como se me ha puesto a mí el pene.

El conductor se saltaba todos los semáforos en rojo. El amigo atemorizado le pregunta porqué lo hace:

– Porqué mi hermano también pasa siempre en rojo.

Al poco rato llegan a un semáforo que está verde y para el coche hasta que se pone rojo.

– ¿Porqué te has parado en un semáforo verde?.

– Por si acaso pasase por aquí mi hermano.

En una promoción regalaban pollitos. El hombre no sabe que hacer con él y se lo mete en el bolsillo. En el tren de regreso a su casa se queda dormido. El pollito aprovecha para salir del bolsillo y pasearse por sus pantalones.

Una monjita que va en el asiento de delante ve el pollito, despierta al hombre y le dice:

– Perdone, pero creo que se le ha reventado un huevo.

El matrimonio que acaba de pasar una noche en la suite del hotel encuentra la factura muy cara y esta reclamando. El director les explica:

– Piense que las alfombras son persas y de un gran valor.

– Pero si ni las vimos, nos fuimos a la cama directamente.

– Puede ser que no las vieran, pero estaban allí. Además los cuadros de las paredes son de Dalí.

– Pero si los cuadros tampoco los miramos.

– Puede ser que no los vieran, pero estaban allí.

– Estaré de acuerdo en el precio si usted me paga el coito que hizo con mi esposa.

– ¡Su esposa, pero si ni la vi!.

– Puede que no la viera, pero de estar estaba allí.

El cura del pueblo pregunta al “Cinto”, porqué no acude a la catequesis:

– Porqué tengo de cuidar a mi burro.

– Mira “Cinto”, mientras dure la catequesis deja el burro atado a un árbol de la plaza y Dios te lo cuidará un rato.

El próximo domingo así lo hace. Cuando le toca el turno, el cura le pregunta:

– “Cinto” dime; ¿Dónde está Dios?.

– En la plaza cuidando a mi burro.

Acude a un concurso de penes. Lo pone encima de la mesa, y todos empiezan a reírse de lo pequeño que lo tiene:

– Ya dejareis de reír, en cuanto le ponga un trozo de bacalao, al otro lado de la mesa…

El huésped de la fonda encuentra el water ocupado y se caga en un periódico. Lo tira al techo y se queda la mierda pegada.

Otro huésped al día siguiente la ve y empieza a pensar cómo habrán conseguido cagarse en el techo, mientras ensaya diferentes posturas para conseguirlo.

Como se retrasa más de la cuenta la camarera acude a llamarlo. Antes de hacerlo mira por la cerradura y exclama:

– No hace falta llamarle ya está haciendo su gimnasia.

Cada día al ir a dormir tiraba los zapatos muy violentamente al suelo. El vecino de abajo sube a quejarse. Por la noche sigue la costumbre y tira el primer zapato con fuerza al suelo. Entonces se acuerda del vecino de abajo y deja el otro zapato con sumo cuidado en el suelo. Después de dos horas, llaman a la puerta, es el vecino de abajo que le dice:

– ¿A qué espera para tirar el otro zapato?.

Va a la farmacia a comprar un condón. Lo pide grande, más grande, mucho más grande. El farmacéutico le dice:

– Esta es una talla muy especial para superdotados. No creo que tenga usted el pene tan grande.

– No es para el pene, es para ir a un baile de trajes, disfrazado de pene.

Va a la farmacia a comprar condones, hay una dependienta que le pregunta que talla gasta. El tímido no lo sabe. La farmacéutica le pone la mano en el pene y dice al aprendiz:

– Vete a buscar una caja de condones del número tres, mejor del cuatro, mejor del cinco, mejor del seis… trae también un puñado de serrín.

Los novios que estaban en un sitio oscuro y ella tiene que hacer de vientre. El novio cree que es un buen momento para tocarle el culo. Pero lo hace en el momento que le está saliendo. Se asusta y dice:

– Pero cariño, ¿qué has cambiado de sexo?.

El caballo no anda y lo llevan al veterinario:

– Póngale este supositorio rojo, en caso de no hacerle efecto pongale el de color negro.

Después de unos días se encuentran el cliente y el veterinario:

– Que tal, ¿anduvo con el supositorio rojo?.

– Que si anduvo, tuve yo que ponerme el negro para alcanzarle.

La novia no sabe como evitar que el novio sepa que no es virgen. Consulta a una amiga y esta le recomienda ponerse un pimiento debajo en el momento del coito, así el novio oirá el estallido y verá una mancha roja en las sábanas. Así lo hace en la noche de bodas, pero comete el fallo de poner un pimiento verde en vez de uno rojo. El novio aprieta, oye un estallido, mira qué a pasado y ve una mancha verde en las sábanas y exclama:

– Hay cariño, me temo que te he reventado la bolsa de la hiel.

El caballo estaba entrenado de modo que, para caminar, le tenían que decir “vaya tela” y para frenar “quieto león”.

El nuevo propietario sale a probarlo y le dice “vaya tela” el caballo empieza a andar, le dice “vaya tela vaya tela” y arranca al galope. Se va acercando a un precipicio y el jinete no se acuerda de la formula para parar hasta el último momento que recuerda decirle “quieto león”. Lleno de sudor y espanto mira el fondo del barranco y exclama:

– “Vaya tela”.

El albañil se ha caído del andamio y ha muerto. No saben como decirselo a la viuda. El más bruto de los compañeros dice que él se encargará. Va a casa de la viuda y le dice:

– ¿Sabes aquel mono azul que tenía tu marido en la obra?. Pues se ha caído del andamio… ¡Con tu marido dentro!.

En el “Saloon” del “Salvaje Oeste”.

– Indio querer vaso whisky.

El camarero se lo sirve y el indio dice antes de marcharse:

– Whisky malo.

Al día siguiente el camarero ya tiene preparada una botella de whisky mucho más fuerte. Llega el indio y dice:

– Indio querer vaso whisky.

Se lo sirve del fuerte. Antes de irse el indio dice:

– Whisky malo.

Al día siguiente ya tiene una botella preparada mitad licor mitad pólvora. Llega el indio y dice:

– Indio querer vaso whisky.

Se va sin decir ni una palabra. Al día siguiente pide:

– Indio querer vaso de leche.

– ¿Es que no encontraste bueno el whisky de ayer?.

– Whisky bueno, pero indio hacer pedo y matar caballo.

Llega el explorador a la tribu del “Lejano Oeste”:

– ¿Dónde estar Gran Jefe?.

– Gran Jefe estar en la Gran Cascada.

– ¿Dónde estar la Gran Cascada?.

– Depende, unos días cascarsela por aquí, otros días cascarsela por allí…

El indio va a la farmacia y dice: – Gran Jefe, no caca.

El boticario le da un purgante. Al día siguiente: – Gran jefe, no caca.

Un purgante más fuerte. Al siguiente día: – Gran jefe, no caca.

Un purgante de caballo reforzado. Al día siguiente: – Gran caca, no Jefe

Los indios Orejones tenían una oreja mucho más grande que la otra y además hundido un lado de la frente. Era una malformación hereditaria, causada por el ruido de la Gran Cascada, cerca de la cual tenían instalado el campamento.

Cada día al despertarse se ponían la mano en la oreja y decían:

– ¿Que es este ruido?.

Después, se daban un golpe en la frente con la mano y decían:

– ¡Ah, sí!. ¡La Gran Cascada!.

.Dos mexicanos sentados en la plaza del pueblo. Con los dedos están haciendo bolitas. Uno le dice al otro:

– Me voy a casa… ¡Ya no tengo más mocos!.

– Papá, papá, ¿Porqué corre tanto el abuelo?.

– ¡Callate niño!. ¡Y trae más balas!.

REGRESO A MISCELÁNIA

Un forastero en el “Saloon”. En pleno territorio de los indios “Gorrones”. Todos le han prevenido de lo peligrosos que son los indios de esta tribu. Entra un indio, se acerca al forastero y le dice:

– ¿No eres tú, pariente de Tomas?.

– ¿Qué Tomas?.

– ¡Un café con leche!.

El camarero le dice al forastero:

– Todos le avisamos de lo peligrosos que son los indios “Gorrones”.

Después de un rato, el mismo indio, al mismo forastero:

– ¡Ahora te recuerdo!. ¡Tú eres pariente de Deseas!.

– ¿Qué Deseas?.

– ¡Otro café con leche!.

El forastero, se siente timado por segunda vez, saca la pistola y mata el indio “Gorrón”.

Todos en el bar se estremecen de pánico:

– Ahora si que estamos perdidos, vendrá toda la tribu a vengarse.

A lo lejos se oye el galope de los caballos acercándose. El forastero sale a la calle a enfrentarse a toda la tribu gritando:

– ¡He sido yo solo, yo solo!.

– Toda la tribu responde:

– ¡Pues nosotros con leche!.

Un burro está con el pene al aire, en la plaza, y toda la gente mirando. El dueño no sabe como bajarle el instrumento. El guardia intentando restablecer la circulación. Un viejo le dice, al burro, unas palabras al oído, y al momento se deshincha.

El dueño, le pregunta como a conseguido calmarle tan rápidamente: – Le he dicho que se la mamaría el guardia.

Durante un Viaje Papal por un país africano, un mono desde un árbol tira cocos a la comitiva. Todos están preocupados por el incidente y no saben que hacer para que el mono desista de su actitud. El Santo Padre se da cuenta y hace la señal de la cruz. Enseguida el mono baja del árbol y se va tranquilamente.

Todos gritan: ¡Milagro, milagro!.

El secretario pregunta al Santo Padre:

– ¿Cómo se las ha arreglado, Su Santidad, para convencer a la mona?.

– Muy sencillo, le he señalado con la mano, o bajas o corto el árbol.

Va al medico, porqué tiene el vientre sucio. Le receta un purgante. Vuelve varios días más y le receta cada vez, un purgante más fuerte. Cuando se le terminan todos le dice:

– No me explico como no ha conseguido ningún resultado, con estos purgante tan fuetes, que le he recetado. ¿Cómo nota usted que tiene el vientre sucio?.

– Vera doctor, si me paso la mano, me salen bolitas.

Viene todo arañado y dice: Esto de una jirafa, esto de un león, esto de un elefante…     – ¿Has estado en un safari?.

– ¿Safari?. ¡Si no paran los caballitos me mato!.

El sargento pasa lista en el cuartel:

– ¡Vicente Rodones!.

– ¡Tóquese usted los cojones!.

Al día siguiente, el sargento grita:

– ¡Rodones Vicente!.

– ¡Se los toca igualmente!.

En el cuartel: (Con gestos)

– ¿De cuantas partes se compone el fusil?. – De dos, Fu-sil.

-¡Es usted un genio!.-¡Sí señor, Eugenio González para servirle!.

– ¿De dónde es usted?. – De Castello Follito del Boxo.

– ¿Con qué a venido?. – Con el “treno”.

– ¡A ver, salude!. (Lo hace con la mano izquierda).

– ¡Con la otra mano idiota!. (Se lleva la mano derecha a la sien izquierda).

– ¡Tiene que saludar bien y rápido… Como un rayo!.(gesto de rayo).

Llega al cuartel, la noticia de la muerte, de la madre de un recluta. Nadie sabe como darle la mala noticia. Encargan de ello, al sargento más bruto. Forma a todos los soldados y les dice:

– A ver, que den un paso al frente todos los que tengan madre…

Tú no Rodríguez, solo los que tengan madre.

Llega todo ensangrentado y le preguntan de donde viene:

– Vengo de enterrar a mi suegra.

– ¿Y toda esta sangre?.

– ¡Es que no se dejaba!.

El ciego conduce y el tartamudo le va diciendo como tomar las curvas. Cuando caen por el barranco el tartamudo dice:

– La vi, la vi, la vi…

– Si la viste, ¿cómo no me avisaste?.

– La Virgen, qué po po rrazo.

El tembloroso pide tres putas, dos le aguantan mientras empalma con tercera, luego dice:

– ¡Ahora soltadme!.

La puta coja cobraba doble, porqué se ponía de la pierna coja sobre una piedra, cuando el cliente estaba situado, quitaba la piedra y daba mucho más gusto que las otras.

El señor bajito le gustaban las señoras muy altas. Explica a su amigo que hace el amor con un cubo. El amigo le dice que encima de un cubo hará mucho ruido:

– No, el cubo se lo pongo en la cabeza, yo colgado del asa…

Sube al autobús por la puerta de atrás y le dicen que tiene que subir por la de delante. Hace una pregunta al chofer y le enseñan el letrero de “No distraer al conductor”. Intenta fumar y le muestran el letrero de “prohibido fumar”. Cuando baja ve el anuncio de “Comprese la gabardina en el Corte Ingles”. Y grita:

– ¡La gabardina me la compraré donde me dé la gana!.

Discurso de Francisco Franco al pueblo español:

– Españoles todos, hace cuarenta años estábamos al borde del abismo, hoy hemos dado un paso al frente.

Francisco Franco y el ministro Martín Artajo visitan Sevilla.

El pueblo grita: “Franco Artajo, Franco Artajo”.

Un sevillano le dice a su compañero:

– ¿Y porqué no “ar Guadarquivir” que está mas cerca?.

Franco visita “La Puda”, empieza el discurso con estas palabras:

– ¡Hijos de La Puda!.

Medita unos instantes y decide cambiar la frase:

– Mejor dicho, ¡Pudentes!.

Le regalan una serpiente cobra. El secretario se la enseña y Franco se asusta. El secretario le tranquiliza:

– No tema, su Excelencia, está amaestrada y no hace nada.

– ¿Cobra y no hace nada?. Llévala enseguida al Ayuntamiento.

Hitler, Mussolini y Franco pasan revista a una representación de sus ejércitos respectivos.

Hitler se para delante de uno de sus soldados, le da una bofetada y le pregunta:

– ¿Te he hecho daño?.- ¡No Señor!.- ¿Porqué?.

– Porqué el soldado alemán es el más valiente.

Mussolini se para delante de uno de sus soldados, le da un puñetazo y le pregunta:

– ¿Te he hecho daño?.- ¡No Señor!.- ¿Porqué?.

– Porque el soldado italiano es el más fuerte.

Franco se para delante de uno de sus soldados, saca la pistola y le dispara un tiro a cada pie:

– ¿Te he hecho daño?.- ¡No Señor!.- ¿Porqué?.

– Porque calzo el número 38 y me han dado los zapatos del 45.  

En un bar aún tienen un retrato de Franco colgado de la pared. Entra un cliente pide una copa, ve el retrato, brinda y se la bebe. Cuando ya se ha tomado cuatro o cinco, en el momento de brindar, palidece, deja la copa y se pone firmes saludando militarmente. El camarero le pregunta que es lo que le pasa, temblando responde:

– ¡Es que se ha movido!.